5.6.05

Reflexiones sobre la similitud entre los depredadores animales y ciertas actitudes humanas

Ya sé, y se dice desde hace tiempo que el hombre a veces es una fiera (con perdón de las fieras), que el mundo de las finanzas es una jungla(no lo sé pero conociendo a ciertos especímenes me lo creo)que alguien muy bruto o garrulo es una bestia o un bestia, pero hoy ví una similitud tremenda entre el hombre y el mundo de las aves carroñeras o de algunos insectos devoradores de cadáveres. Yendo para el trabajo voy por una carretera comarcal que alguien renovó y rediseñó agregándole más curvas que una oreja sin necesidad alguna. Seguramente era una bestia titulada, y el que le dio el visto bueno desde la administración, otra bestia más. Ahora bien: resulta que a alguien se le averió la moto (una preciosa scooter granate)en medio de esta carretera, y no tuvo más remedio que dejarla allí, en el arcén, atada a una farola con el candado correspondiente. Supongo que perdió los planos para volver, o no quiso hacerse una caminata de manera inmediata hasta el sitio, o tuvo mucho curro y falta de tiempo, o cualquier motivo que se me escapa. La cosa es que, (de nuevo supongo), habrá pensado que con aquel candado era suficiente para asegurar la integridad del vehículo. Pues va a ser que no... Día tras día he observado una increíble metamorfosis que me ha hecho recordar esos documentales del Africa negra donde la osamenta de un animal enorme es devorada (y te lo pasan a cámara ligera) primero por grandes felinos e hienas, luego por buitres y otros carroñeros y después por insectos de distintas categorías hasta llegar, supongo yo, a las fabulosas bacterias... animalillos todos que dejan al final un reluciente esqueleto marfileño que también será erosionado por el tiempo y se mezclará con la tierra. La moto empezó siendo una cosa colorida y brillante, luego se fue opacando, y día a día alguien (un humano seguramente, lo que no sé es si se le puede llamar bestia o no)o muchas personas diferentes pero con la misma idea biodegradable in mente, le han ido quitando partes. No de golpe, no... poco a poco... gotita a gotita, el trasiego lento ha ido descarnando la osamenta metálica hasta dejarla convertida en lo que ví hoy: un triste chasis irónicamente atado por un candado intacto a la farola. Me pregunto si dentro de un tiempo (en el caso de que no la retire nadie) bacterias robóticas degradarán lo que queda del cadáver, y un viento de origen desconocido disolverá hasta convertirlos en polvo... a la última tuerca y el último tornillo...

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