23.8.09

Festa Major

Albahaca y sol, grallas y timbales, las tres de la tarde y un calor de muerte.
Yo miraba desde mi balcón cuando el gigantesco rey llegó bailando por la empinada calle hasta mi casa. La cara barbuda quedó a la altura de mis muslos. Juro que los ojos casi tan brillantes como las gemas verdes de su corona, me miraban lascivamente las bragas. Atrás venía su reina girando grácil al son de la música. Le vi el escote rosado y generoso, y una mirada de reproche en sus enormes ojos negros. Rey y reina y su liliputiense corte se olvidaron de mì y dándome la espalda se perdieron bailando calle abajo. Es Festa Major.