2.1.12

Claro de luna


Íbamos hasta la casa de los tíos
pocas veces al año
(ayer soñé que recorría
el camino que hace tanto tiempo abandoné
y el reconocimiento me heló hasta los pies)
Eran muchos kilómetros
y todos preferiamos
la aventura en el río o la sierra
antes que visitar a la familia.
La casa vieja era oscura y grande
con un taller en el jardín
donde mi tío montaba el motor
de un coche de carreras
cuyas piezas de acero relucían en la penumbra
Tenía puertas que daban a habitaciones misteriosas
y una cocina enorme donde
dos parientes lejanos, melancólicos
y algo locos se sentaban sin decir palabra.
El salón era silencioso y fresco
y contra la pared había un piano
lustroso , vertical y abandonado
con teclas de marfil amarillentas
que milagrosamente
permanecía afinado
como si estuviera aguardando nuestros dedos.
Una noche mi hermano abrió su tapa
y se sentó en silencio.
Por el ventanal que se abría al jardín
se colaba la luna, enorme,blanca y llena
El comenzó a tocar
y el Claro de Luna de Beethoven
se mezcló con la luz
de tal modo que música y luna
fueron una sola cosa
y mis huesos licuados escaparon también
para bailar entre la fronda blanca y negra
mientras una desconcertante sensación
tiraba de mi corazón hacia lo alto
en busca de una región desconocida
que añoro desde entonces.
La casa nunca fue la misma
a partir de entonces
y aunque hace eones
que no voy por allí
y aunque tal vez ya no exista
permanece en mi memoria
inundada de claro de luna
nítida hasta que me vaya...

11 comentarios:

Patricia dijo...

Los recuerdos que se nos presentan así (en sueños) es porque han marcado de alguna manera nuestra vida.
Muy buen relato.
Cariños....

TORO SALVAJE dijo...

Gracias por compartir este recuerdo tan bello y gracias por vestirlo de forma tan poética.

Besos.

Marga dijo...

Qué grandes parecen las casas de nuestra infancia...

Yo también tengo un par por ahí!

Besos y felicidades de resistencia, soplillo!!

Pato dijo...

¿Sabés?

Las personas nos entendemos, nos encontramos, nos conocemos mas por este tipo de relatos que por mil horas de charlas difusas. Yo te vi allí, licuándote en ese tiempo y desde allí ser la poeta que hoy sos. La mujer que hoy sos, con una sensibilidad shaolín que bendigo a estos caminos haber descubierto allá lejos y hace tiempo.

Este poema es una perla en medio de la noche marina, es el pasaje de una película que adoraría ver, es un sentimiento, creo que es uno de los poemas mas deliciosos que has escrito, al menos es el que mas me ha acercado a vos, junto a uno que no olvido y que hablaba de una señora mayor que forma también parte de tus recuerdos mas preciados.

Besos!

Ardaire dijo...

Espero encontrarte siempre en esa región desconocida...

Un gran abrazo.

La Gata Insomne dijo...

Amiga me trasladaste a esa (otra) casa que es la infancia, Claro de luna siempre estuvo asociada a la casa de unos tíos.
Es como otra historia mía que es tuya
Esta es la magia de la poesía

Un agrado siempre pasar por aquí

Daughter of the sea dijo...

Casas con vida propia que se quedan siempre con algo de las personas. Que bonito Dalia.

Mil besos.

JValentina dijo...

Que bien trasmites esos recuerdos ..siempre quedan algo..como los sueños permanecen en la memoria...!!
un abrazo

Catalina Zentner Levin dijo...

Dalia Negra, este poema me trajo a la memoria sensaciones de cuando llevaba a mis hijos pequeños a visitar a mis padres... fueron bellos recuerdos.
De Ybris no se nada, yo también estuve alejada del mundo bloguero durante mudhos meses. Ojalá esté bien, a veces, necesitamos tomar distancia por cierto tiempo.
Besos y gracias por visitar mi blog.

Artemisa dijo...

me encanta y reconozco sentimientos propios de un pasado lejano-cercano. un beso

Joaquín Galán dijo...

he estado allí,contigo,contemplado extasiado esa luna llena y escuchando en silencio ese claro de luna sublime,embriagador...
La belleza está a la vuelta de cualquier recodo del camino,sólo hay que tener algo de suerte y encontrarla...Yo hoy he tenido mucha suerte...Gracias.

Saludos Dalia.