Perdí mi corazón en el centro de un complejo laberinto y no recuerdo la ruta ni existe un hilo de Ariadna que me guíe. Se comieron las migas los pajaritos y una bruja de dedos largos y huesudos me hunde el índice entre las costillas para ver si estoy a punto y descorazonada irremediablemente. La vieja se ríe quedamente, sabedora de que mi mal no tiene fin, cazadora de imposibles, solitaria y nómada hasta cuando mis huesos sean polvo mezclado con el viento.
4.2.13
Vida
Vida,
sujeta mi corazón con pentagramas
porque si no,
uno de estos días volará descontrolado,
para estrellarse
en la cara oculta de la luna.
Dame recuerdos dulces
que no sean
aquellos versos de Elliot sin una sola rosa
sobre la tumba del viejo profesor…
Detén la felicidad:
risas bajo las mimosas,
una pequeña mano entre las mías,
o ese vértigo de alas de las alegres noches.
Deja que los amigos se sienten a mi lado
construyendo andamiajes de sueños.
Polvo interestelar en los zapatos,
y extrañas lunas durmiendo en las solapas.
Déjanos tejer una red de estrellas
que nos sostenga el alma
e impida que nos venzan el cansancio o el desánimo.
Dame un amor sin ira
donde decir rutina signifique refugio y calma
Y un sendero en el que lo inesperado
no golpee.
No demasiado.
Dame la inspiración necesaria
para mirar los días con ojos asombrados,
para atisbar las puertas que conducen al sitio
donde te muestras
y si no fuera el caso:
déjame la esperanza.
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