Perdí mi corazón en el centro de un complejo laberinto y no recuerdo la ruta ni existe un hilo de Ariadna que me guíe. Se comieron las migas los pajaritos y una bruja de dedos largos y huesudos me hunde el índice entre las costillas para ver si estoy a punto y descorazonada irremediablemente. La vieja se ríe quedamente, sabedora de que mi mal no tiene fin, cazadora de imposibles, solitaria y nómada hasta cuando mis huesos sean polvo mezclado con el viento.
20.1.05
Recuerdo haber vivido en territorio fantástico
en el sitio adonde llegas sin haberlo buscado después de recorrer un montón de áridos caminos.Un sitio donde sonaba música celeste, como un oasis en medio de la arena, como un nenúfar en el agua turbia...
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