Su corazón,
encabritado
cristal del mar
tallado
en mil mareas
buscaba calma…
La espiralada espuma
de la vida
no daba tregua,
le invadía las venas
una veta de sal
árida y blanca.
Andaba por la arena
rastreando los colores
del sosiego
pero a cambio
un cielo turbio
le regalaba
espliego y humo
y un agua verde gris
en remolinos,
un atisbo de sol,
un horizonte añil…
La arrasadora marejada
con su música azul
le dejaba un ensueño
de velas desatadas
y una súbita bruma
iba cubriendo,mansa
el ruido de los días.
Lo agradeció en silencio
con todo el corazón
ya sosegado
Y regresó despacio
por la orilla.
Le besaba los pies
el agua fría
y una música de alas
la cubría.
7 comentarios:
Espléndido Dalia.
Como una joya.
Me gusta ese final sosegado.
Besos.
Precioso poema como la joya de su título.
Un cuadro perfecto.
Besos.
Qué maravilla de versos, me traen olores finos y colores azul translucidos. Me sugiere un paseo en el que las emociones se transforman de lo pesado a lo ligero acabando en el vuelo liberador*
Muchos besos maga joyera*
He sentido esa paz del mar jugando entre los pies al leerte, tengo el mar tan lejos, que te lo agradezco.
Besos.
Se lee y suena al rumor de las olas.
Me recordó a otro texto tuyo que escrbiste hace dos años (calculo)...mirabas un eclipse de luna a la orilla del mar...en verano.
Recuerdo leerte desde Lanzarote y mirar el cielo justo al terminar tus letras...
Un beso, Dalia querida!
Me permito explorar tus escritos... el mar de alguna forma nos llama, y tu capturas ese llamado con calma... seguire explorando...
besos
Pues acabo de descubrir este precioso poema , no lo vi antes .
El mar no sé que tiene que calma nuestras mareas.
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