Empujamos la puerta de madera
y frente a la iglesia cancelada
había un cementerio pequeñito.
Solo dos lápidas enormes
con sus correspondientes fotos
sobre el mármol negro
relucian.
De tanto en tanto
había piedras oscuras
que emergían de la hierba segada,
señalando seguramente
el sitio de añejos esqueletos
ya sin nombre ni historia.
Olía a heno y a tilos.
Alguien, (probablemente niños)
había dejado cerca de la entrada
al lado de una tumba
una incorpórea lápida:
un cuadrilátero de rosas.
De esas flores de tela
que muchos ponen a sus muertos
el día de difuntos.
Curiosamente parecían
haber surgido de la tierra
encarnadas y vivas
entre tanto olvido.
Antes de volver sobre mis pasos
y cerrar la puerta pensé,
-no es mal lugar para el descanso eterno
Aquí hay tanta quietud,
ese perfume manso
y el rumor del río…
No, no es mal lugar…
14 comentarios:
bellas palabras, Dalia. Claro, que no es mal lugar, pero también pudiste descansar hoy, no hace falta morir, o en realidad: no importa en qué estado estemos, sólo estar plenos.
Hazme un sitio a tu lado.
Para toda la eternidad.
:)
Besos.
Hecho :)Besos***
Según vamos viviendo, lo que nos parecía lejano y horroroso, va tomando otro matiz.
Mas allá de eso, escribís deliciosamente paisajes bucólicos.
Un abrazo!
Después de tanto paso y me maravillo de lo leído..un abrazo
No es mal lugar, Un beso.
No hay final sin principio............el nacimiento es la cuenta atrás de un reloj que se pone en marcha.
Feliz finde.
Es un buen lugar , diría yo.
Besos.
Me gusta esa quietad, un abrazo para ti.
quietud
La quietud es muy necasaria, eso es verdad tanto en esta vida como en " la otra" , Un abrazo Grande.
Me gustó el poema mucho.
Una eternidad prometedora, Toro, Dalia y amigos poetas siempre creando mundos posibles.Desde el silencio y los aromas.
Besos!!
Pue yo no tengos ganas de empujar más puertas. Besos.
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