Cabalgando un perfume,
sobre la nervadura tierna de una hoja,
remonto el tiempo:
Una tarde de sol.
En la cocina,
mi madre canta.
Perdí mi corazón en el centro de un complejo laberinto y no recuerdo la ruta ni existe un hilo de Ariadna que me guíe. Se comieron las migas los pajaritos y una bruja de dedos largos y huesudos me hunde el índice entre las costillas para ver si estoy a punto y descorazonada irremediablemente. La vieja se ríe quedamente, sabedora de que mi mal no tiene fin, cazadora de imposibles, solitaria y nómada hasta cuando mis huesos sean polvo mezclado con el viento.
29.6.15
16.6.15
Estacional
La luz bailando suave entre los dedos
si los colocas entre el sol y los ojos
La primavera pródiga ofreciendo a las aves
un banquete de moras…
Y el verano que irrumpe
irreverente
como un puñal dorado
clavándose en el mundo.
si los colocas entre el sol y los ojos
La primavera pródiga ofreciendo a las aves
un banquete de moras…
Y el verano que irrumpe
irreverente
como un puñal dorado
clavándose en el mundo.
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