La imagen de un niño y su hermano pequeño enfermo y desnutrido me partió en dos.Pedia su siroppe...Aún duele.
Duele como símbolo de lo que la humanidad es capaz de provocar.
Cada vez más y más...
Braceo y me hundo con las imágenes de Darfur.
Recuerdo ese terrible y bellísimo poema llamado Sudánica, y pienso: más allá hay monstruos.
Más cerca, también.
Hacen que las niñas sean viejas con apenas doce años, y que las moscas vuelen sobre el vómito de Baba, que lloraba mientras mataban a su madre.
Braceo y el mar se enfurece.
El campo de rosas que me pareció ver en el horizonte se ha esfumado, trato de recordar la rosa de King, el poema de Clara Janés -su corazón era un círculo negro, y cada pétalo un nido secreto- pero de aquello sólo persiste el negro, el niño pequeño y negro que pide su "siroppe" para calmar su fiebre y su diarrea.
El infierno es una rosa seca.
Cojo aire y avanzo, detengo mi memoria en algo dulce:" Un pájaro que murió me dio un consejo:ten siempre en la mente el vuelo".
Pobre pájaro, pobre Forug Farrojzad... aquella iraní que pedía poco (o todo, según se mire) libertad, dignidad... un Regalo:" Yo hablo de la profundidad de la noche, de la abismal oscuridad. Si vienes a mi casa, amor, tráeme luz. Y una ventana para que pueda ver la felicidad de aquella calle abarrotada"
Me hundo con las mujeres de Irán, perseguidas por la ropa que llevan, pisoteadas por los hombres en nombre de Alá.
Pido ayuda a los ángeles y tal vez porque no creo en ellos no hay respuesta. Los mutilados y hermosos ángeles de la Plaza Nueva son carne inerte,bronce entre los azahares,una belleza muerta.
Estoy rabiosa y triste y los poemas se deshacen como papel viejo,polvo,ceniza.
Y no hay milagros.
Recuerdo ese terrible y bellísimo poema llamado Sudánica, y pienso: más allá hay monstruos.
Más cerca, también.
Hacen que las niñas sean viejas con apenas doce años, y que las moscas vuelen sobre el vómito de Baba, que lloraba mientras mataban a su madre.
Braceo y el mar se enfurece.
El campo de rosas que me pareció ver en el horizonte se ha esfumado, trato de recordar la rosa de King, el poema de Clara Janés -su corazón era un círculo negro, y cada pétalo un nido secreto- pero de aquello sólo persiste el negro, el niño pequeño y negro que pide su "siroppe" para calmar su fiebre y su diarrea.
El infierno es una rosa seca.
Cojo aire y avanzo, detengo mi memoria en algo dulce:" Un pájaro que murió me dio un consejo:ten siempre en la mente el vuelo".
Pobre pájaro, pobre Forug Farrojzad... aquella iraní que pedía poco (o todo, según se mire) libertad, dignidad... un Regalo:" Yo hablo de la profundidad de la noche, de la abismal oscuridad. Si vienes a mi casa, amor, tráeme luz. Y una ventana para que pueda ver la felicidad de aquella calle abarrotada"
Me hundo con las mujeres de Irán, perseguidas por la ropa que llevan, pisoteadas por los hombres en nombre de Alá.
Pido ayuda a los ángeles y tal vez porque no creo en ellos no hay respuesta. Los mutilados y hermosos ángeles de la Plaza Nueva son carne inerte,bronce entre los azahares,una belleza muerta.
Estoy rabiosa y triste y los poemas se deshacen como papel viejo,polvo,ceniza.
Y no hay milagros.
13 comentarios:
Y vamos de mal en peor y es que la humanidad no avanza. Los conflictos, la falta de respeto por el otro, la ausencia de empatía con su dolor, la poca cercanía con mujeres que deben vestirse de una determinada forma porque si no lo hacen pueden ser azotadas y, ahora la guerra. La guerra que mata, mutila, arrasa y no deja nada excepto dolor. ¡Cuántos niños quedarán huérfanos y cuántos padres llorarán por sus hijos!
El infierno lo vivimos en la tierra y, en estos momentos miles de personas sufren mientras nosotros estamos del otro lado observando como si fuese una serie de Netflix.
Abrazos
No, no hay milagros, sólo estúpidos repitiendo el mismo horror, visitando el mismo espanto una y otra vez.. No, no hay milagros, sólo una rosa seca...
Siento lo mismo.
Una desesperación sin esperanza.
Cada día me duele más todo ese horror.
Besos.
No hay palabras. La sinrazón lo envuelve todo. Parece que nunca llegaremos a saber que dinero y poder no tiene sentido si no compartimos la luz de la felicidad y los bienes con los otros.
Un beso.
No sabes cómo te comprendo, Dalianegra, las lágrimas de tu poema arden en mi alma como fuego propio ya que, como todos los de mi edad, soñamos en nuestra lucha juvenil por un mundo mejor que, ahora, se nos hace irreconocible.
Es un momento difícil, más de lo que creemos.
Un abrazo
Efectivamente no hay milagros, los ángeles están todos mutilados, los de bronce y los que nunca fueron de materia alguna. Que se lo digan a los niños que piden sirope para la fiebre y la diarrea o a las mujeres que persiguen por su vestimenta, ya sea en Irán o en muchos otros países del orbe islámico. No he estado en el África subsahariana, pero ya me bastó con viajar por su norte y ver niños egipcios caminando descalzos y vestidos con harapos, mendigando baksheesh a cambio de cualquier pequeño trabajo, y niños saharauis malviviendo en campos de refugiados argelinos, y ancianos durmiendo bajo la lluvia invernal en la medina de Marrackech... Es para estar rabiosos y tristes, sí que lo es.
Abrazos, tocaya, que me parece que has cambiado la plantilla de tu blog, aunque siga siendo negra, y es que el negro me parece que es el color favorito de las flores que, como nosotras, hemos salido un poco diferentes a las demás, al menos un poco más sensibles con lo que nos rodea.
Perdón por la errata, quería escribir "Marrakech".
Así es,oscuras y extrañas flores.
Abrazo, Mayte Dalianegra***
No hay milagros... Me emocionado tanto Dalia que casi me haces llorar. Que profundas y bellas letras. También te sigo. Tu blog me ha encantado. Un fuerte abrazo
Beautiful blog
Please read my post
Hay un charco en mi alma
y el gato está triste...
Tierra donde doy vueltas,
ritmo sostenido
de mis ramas que rebraman...
Duermen los hijos,
como sólo se duerme en la infancia.
Me despierto, mis ojos llenos de suerte,
se ocupan de limpiar los cristales
del reciente dolor que estalló en la ventana.
Un día de tierra mortal
donde recuento las cicatrices de un poema...
Llueve, llueve en la frontera lejana,
en el bosquecillo de álamos,
y en el infierno a donde llegan las voces
de mujeres maltratadas.
Lloran las ramas
que partió el temporal en la noche.
Lloran como ruiseñores sin gargantas,
como delirios de astros
que fueron expulsados del firmamento.
Não existem anjos suficientes para limpar as lágrimas e o sangue das vítimas destes monstros à solta no plantea....
Abraço, minha querida amiga.
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