Perdí mi corazón en el centro de un complejo laberinto y no recuerdo la ruta ni existe un hilo de Ariadna que me guíe. Se comieron las migas los pajaritos y una bruja de dedos largos y huesudos me hunde el índice entre las costillas para ver si estoy a punto y descorazonada irremediablemente.
La vieja se ríe quedamente, sabedora de que mi mal no tiene fin, cazadora de imposibles, solitaria y nómada hasta cuando mis huesos sean polvo mezclado con el viento.
5 comentarios:
Tanto tiempo
sigues viva
qué suerte querida~~
La naturaleza en todo su esplendor.
Besos.
Yo no fui, lo juro.
Preciosa.
La naturaleza nos sorprende todos los días.
Un beso.
Una belleza. Abrazos
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