Perdí mi corazón en el centro de un complejo laberinto y no recuerdo la ruta ni existe un hilo de Ariadna que me guíe. Se comieron las migas los pajaritos y una bruja de dedos largos y huesudos me hunde el índice entre las costillas para ver si estoy a punto y descorazonada irremediablemente. La vieja se ríe quedamente, sabedora de que mi mal no tiene fin, cazadora de imposibles, solitaria y nómada hasta cuando mis huesos sean polvo mezclado con el viento.
25.11.25
4.11.25
Otoño
Voy bajando hacia el mar
por las calles vacias
Bajo los altos plátanos
solo se oye
el ruido de los pájaros
El aire huele a leña
y a la pasada lluvia
Una ligera bruma
desdibuja la luna
casi llena
aún naciendo.
Si entrecierro los ojos
y miro entre mis dedos
teñidos de dorado,
puedo mirar al sol
que va a morir al mar
(casi moneda vieja)
como mueren los sueños
cuando ya no se buscan.
Este suntuoso otoño
disuelto en llamaradas
que tiñen mar y cielo
de un imposible rosa
me ha regalado,
pródigo,
el oro de este dia.