Voy bajando hacia el mar
por las calles vacias
Bajo los altos plátanos
solo se oye
el ruido de los pájaros
El aire huele a leña
y a la pasada lluvia
Una ligera bruma
desdibuja la luna
casi llena
aún naciendo.
Si entrecierro los ojos
y miro entre mis dedos
teñidos de dorado,
puedo mirar al sol
que va a morir al mar
(casi moneda vieja)
como mueren los sueños
cuando ya no se buscan.
Este suntuoso otoño
disuelto en llamaradas
que tiñen mar y cielo
de un imposible rosa
me ha regalado,
pródigo,
el oro de este dia.
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