Perdí mi corazón en el centro de un complejo laberinto y no recuerdo la ruta ni existe un hilo de Ariadna que me guíe. Se comieron las migas los pajaritos y una bruja de dedos largos y huesudos me hunde el índice entre las costillas para ver si estoy a punto y descorazonada irremediablemente. La vieja se ríe quedamente, sabedora de que mi mal no tiene fin, cazadora de imposibles, solitaria y nómada hasta cuando mis huesos sean polvo mezclado con el viento.
19.9.05
Sí que es fácil...
Si te enredas en las dulces volutas azules de las pesadas uvas, en el lejano mar también azul, esta vez frío y compacto.
Si te sirves un vaso de vino mientras la gente baila al compás de la gralla, y te vas a contemplar en silencio a la única y enorme estrella de la agónica tarde, colgada sobre un cielo pintado con un loco aerógrafo: índigo- celeste-verdeamarillo-casiblanco-amarillo-rosado-naranja-tostadorojizo-rojo-marrón
y más oscuro hasta el negro ,en un vertiginoso tobogán que baja hasta el horizonte como el espeso vino peleón baja por tu garganta.
Es fácil ser feliz si te paras a escuchar la música que hacen los mástiles de los pequeños barcos varados en la playa cuando los mueve el viento. Desde el casco que surge de la húmeda arena la vista se levanta y los agudos palos que apuntan hacia el cielo te conducen otra vez al esplendor insolente del ocaso y bebes vino y caes nuevamente por ese inmenso degradé sabiendo que el caldero de oro no está en la punta de cualquier arco iris sino en el alma que lo contempla.
Es fácil ser feliz...
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