Desde que me recuerdo, hundo la nariz en las flores para descubrir su aroma.
-¡Te picará la nariz alguna abeja como sigas haciendo eso! Me decía siempre mi madre al verme con la cara enterrada en un mar de pétalos.
Hoy la mañana me hizo esos regalos que solo puede entregarte el verano y un paseo sin mas objetivo que el ejercicio físico y la contemplación.
El cielo casi blanco de tanta pureza, las calles solitarias y el calor ondulando el asfalto. Muchos pájaros cortejándose, picoteando, piando, haciendo nidos.
Las buganvillas explotando en colores y cayendo en cascadas sobre las aceras. El aire trayendo el dulcísimo olor de los árboles cuajados de flores azules.
Y de pronto, en un seto de hiedra tan lustrosa que parecía de plástico, las increíbles manchas de color violeta de enormes campanillas. Seguramente las conoceréis, son ésas que suelen crecer al costado de las vías, solo que esta vez las flores me quedaban a la altura de la cara.
No pude resistirme: me acerqué a uno de los círculos aterciopelados y hundí la nariz todo lo que pude en la corola fresca y rosa, surcada por delicadísimas y claras nervaduras.
No olía a nada definible, pero cuando aspiré para apresar su teórico perfume, se me pegó a la cara cubriéndome la nariz y parte de las mejillas.
Fue una caricia tierna, suave, casi como si me devolviera la atención prestada. Dos seres vivos tocándose, indagando el uno en el otro.
Hoy por la mañana una hermosa flor me acarició la cara y el alma, casi como lo hubieran hecho las manos de mi madre.
12 comentarios:
Qué momento delicioso has narrado.
Conseguiste que por un momento tu verano llegara hasta mi ventana y todo se viera así de fresco, radiante y vivo.
Desde este invierno húmedo, con tos y mucho frío, te dejo un abrazo y me llevo una campanilla violeta que me encantan!
Besos.
Si esas flores pudieran hacer un post contigo seguro que sería más bello.
Que suerte han tenido.
:)
Besos.
Bello final para un relato cargado de historia afectiva, la flor como una madre que te acariciaba al principio. Lo he disfrutado mucho. Besos.
Qué bonito lo que has escrito. Qué bonito. Qué bonito cómo lo has hecho. Cáray, es que me has hecho sentir el olor y todo. Gracias, preciosa. Tú sí que eres una campanilla.
Que bello momento... te agradezco este regalo de un fragmento de tu verano para quienes estamos en pleno invierno...
La caricia de dos seres vivos... que bella imagen... gracias nuevamente...
Besos
Olfato y tacto.
Del aroma a la caricia.
Y, luego, de la sensación a la escritura.
Quizás tanta belleza percibida y expresada sólo sea posible con el fondo de las manos de una madre.
Besos, Dalia.
Me muero de dulzura!
Es demasiado hermoso este relato, imagino las calles, los olores, el verde.
Gracias mi querida campanillita.
M.
¡Que hermoso blog! :) me he convertido inmediatamente en nueva fan
Un saludo
Me has transportado por todo el recorrido (amantes de las flores como somos sabemos de ellas aprender. Qué bien lo narras para devolver esos momentos en esencias de color y de perfume que sintetizan emociones profundas.
Un beso poeta querida*
Hola, perdón, llegué por accidente, estaba hablando con mi amiga cuando un mosquito de verano se ha detenido en la pantalla de mi móvil, echaré un vistazo al blog, [el mosquito ha muerto, lo he chafado]
este post ha llenado de flores mi espacio...lo leo y puedo sentir el aroma
un abrazo
Preciosa narración que me ha hecho sentir todo el sentimiento puesto en él.
Nada.
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