Roma se estira
bajo el ultimo sol del verano
y el Tíber corre lento
con su calma de siglos.
Cruzo el puente de Sant'Angelo
los ángeles bellísimos
me miran desde arriba
con las alas trabadas por la piedra,
sosteniendo en las manos
la pasión derramada sobre el mármol.
Un violinista solitario
toca un adagio pausado y melancólico.
Extraña sensación de paz
cubriendo el mundo
en esta Roma invadida por los bárbaros
entre los que ahora me cuento.
8 comentarios:
Estuve pensando en volver a Roma este verano.
Pero las obras de la Fontana di Trevi todavía no han acabado y para mí eso es primordial.
Cuando estuve me alojé un hotel muy cercano a la Fontana di Trevi y cada día pasaba tres o cuatro veces por allí... lo único malo es que había mucha gente.
Algún día iré una noche de invierno cuando no haya nadie, como en La Dolce Vita, y quizás acabe encontrando un pedazo de felicidad.
Besos.
Yo amo los puentes y este es muy hermoso...fue un momento extraño lleno de musica y belleza.Pero entiendo lo que dices y espero que puedas cumplirlo.Abrazo***
Disfruta esa sensación de paz.
Besos.
Me ha encantado tu descripción de Dalia Negra.
Yo también amo los puentes, querida Soplillo, y me encantan las ciudades con ellos...
En cuanto a ejercer de bàrbaro creo que ya no queda otra cuando viajamos, qué le vamos a hacer, es el cerco que impone el turismo.
Besos, preciosa
Yo también amo los puentes, querida Soplillo, y me encantan las ciudades con ellos...
En cuanto a ejercer de bàrbaro creo que ya no queda otra cuando viajamos, qué le vamos a hacer, es el cerco que impone el turismo.
Besos, preciosa
Yo también amo los puentes, querida Soplillo, y me encantan las ciudades con ellos...
En cuanto a ejercer de bàrbaro creo que ya no queda otra cuando viajamos, qué le vamos a hacer, es el cerco que impone el turismo.
Besos, preciosa
Sol ve verano, sol de invierno... El sol siempre es sol.
Besos de Reina
Publicar un comentario