Cogió una flor y la estrujó con los dedos.Yo me acercaba y la ví erguirse al lado de su abuela…
Cuando estuve a su altura ella escondió la cara entre las manos y aspiró la fragancia. Sonreía con los ojos cerrados.
Toda la belleza del universo se concentró en la imagen. El rostro casi adolescente , luces y sombras sobre la piel y esos dedos frágiles con restos de lavanda…
3 comentarios:
Gracias por compartir tanta belleza.
Un beso.
Pocas cosas me sugieren tanto como el olor a lavanda. Tu texto evoca su
frescura, parece un anuncio radiofónico de jabón de los años 50.
Precioso relato. Besos.
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