Mordí el verano
Y era fruta pasada.
Hojalata caliente.
Carne sudada
subiendo en ascensor
a la planta de saldos.
Las adelfas del mal
desprendian perfume
bajo el ardiente sol
¿Como puede el veneno
oler tan dulce?
Entre plástico hinchable
los cayucos repletos
de sueños y de muertos
dibujaban la postal
ideal para enviar
a los amigos.
Pedí un eclipse,
una noche clemente
PARA TAPARLO TODO.
7 comentarios:
Queda sin tapar el verano,
no hay palabras que lo oculten.
Besos.
Esperar un eclipse cuando lo que vemos nos causa escozor es temblar frente a la realidad y, es que el veneno huele dulce para atrapar los pocos buenos que van quedando.
Muy buen poema.
Besos
Todo el mar lleno de sueños y muertos.
Y no pasa nada...
Qué horror de mundo.
Tanto dolor mutila el alma.
Hablamos de los derechos de los animales y miramos a otro lado cuando estos náufragos de sueños perecen en las aguas del Mediterráneo y el Estrecho. Parece que la idea de seres humanos de primera y de segunda sigue vigente, pese a que fue abolida la esclavitud.
Un beso.
El verano nos trae muy buenos momentos. Saludos
Quizás no huela el Verano, quizás olamos nosotros, a derrota, podredumbre y descomposición... lo que pasa es que hemos dejado de notarlo.
Tienes razón: El olor de la adelfa no presagia el veneno.
Saludos.
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