Pálido y oscuro
Sometido al inexorable deterioro
de cada crisis,
bailabas sin embargo
una extraña y hermosa danza
con la pelota medicinal.
El hombre te cogió entre sus brazos
y te dejó con delicadeza
sobre la colchoneta azul.
Empujó la gran pelota roja
hacia tu cuerpo.
Tus dedos se movían,
aleteaban,
casi caricia sobre la tensa superficie.
Lejos, cerca, lejos, cerca ...
Solo tus dedos sobre el caucho
Y el vaivén suave que creó una sonrisa
en ese rostro torturado
de enormes ojos negros.
5 comentarios:
No debí dejar el yoga....
Es un poema tierno que envuelve muchas tragedias invisibilizadas.
Me gusta.
Besos.
La rehabilitación es una mierda, pero si te tocan profesionales con cierta humanidad o empatía, desde luego es más llevadero.
Espero que sea ficción y estés bien.
Gracias Kiffi, no es ficción pero yo estoy ok
Era una intervención con un chico con un síndrome, una de cuyas características,aparte de la falta de movilidad era el rechazo al contacto físico, y de ahí el poema, yo miraba embelesada la interacción .
Duele la impotencia al no poder ayudar como se desearía.
Desprende ternura.
Un beso.
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