7.4.12

Vagabundeando

Me expando
bajo la loca espuma
de una antigua glicina
nacida en un jardín
de esos de antaño
donde enloquecen las abejas
y mi nariz,
entre el perfume azul
que alguien en estado de gracia
le concedió a esta flor
para adornarla.
Se esponjan los gorriones
entre las ramas,
bajo las ramas,
y yo no puedo creer
tanta belleza.
Me esponjo como ellos
y soy leve...
El viento me levanta
hasta un muro de piedra.
Sólo una línea recta,
contra el azul purísimo.
Y en esta tarde
-abril no es cruel-
arde mi vagabundo corazón
en amapolas.
Y tiende, como el ágave
a la luz
que lo alimenta.

4 comentarios:

Pato dijo...

Me volví flor, enredadera, mariposa, leve brisa, o te ví volverte a vos primavera azul, no sé pero me esponjé entre tanta belleza to también!

Acá este abril ha venido cruel, no se dio cuenta y destrozó el otoño.

Besos!

MentesSueltas dijo...

Abril nos llega lentamente... es la esperanza de una nueva flor.

Te abrazo
MentesSueltas

Joaquín Galán dijo...

Preciosa postal la que nos dejas en esta tarde de abril.La belleza nos hace volátiles,casi incorpóreos.

Un placer Dalia.

TORO SALVAJE dijo...

He imaginado tu vagabundo corazón ardiendo en amapolas y te he envidiado.
Ojalá algún día yo pueda sentir algo parecido.
El poema es hermosísimo.
Precioso.

Como tú.

Besos.