Cuando salgo del mar
Y me tiendo en la arena
Hay un lago en mi ombligo
Ese grano de sílice
Que se mueve en el fondo
Es el tesoro de un barco pirata
Que naufragó en una tormenta de armonía
Y ahora es pasto de los peces
Que nadan por mi sangre.
Perdí mi corazón en el centro de un complejo laberinto y no recuerdo la ruta ni existe un hilo de Ariadna que me guíe. Se comieron las migas los pajaritos y una bruja de dedos largos y huesudos me hunde el índice entre las costillas para ver si estoy a punto y descorazonada irremediablemente. La vieja se ríe quedamente, sabedora de que mi mal no tiene fin, cazadora de imposibles, solitaria y nómada hasta cuando mis huesos sean polvo mezclado con el viento.
2 comentarios:
Eh! Muy bueno.
vaya, chica, cada vez me sorprendes más.
(gratamente).
Un beso.
Un beso, navegante, y gracias :)
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