Perdí mi corazón en el centro de un complejo laberinto y no recuerdo la ruta ni existe un hilo de Ariadna que me guíe. Se comieron las migas los pajaritos y una bruja de dedos largos y huesudos me hunde el índice entre las costillas para ver si estoy a punto y descorazonada irremediablemente. La vieja se ríe quedamente, sabedora de que mi mal no tiene fin, cazadora de imposibles, solitaria y nómada hasta cuando mis huesos sean polvo mezclado con el viento.
11.6.05
El entrañable monstruo del armario.
Soy la reina de las comparaciones, me muevo como una anguila entre los tiempos de conciencia, y es raro que el presente me seduzca por completo, esa es mi condena y a veces mi salvación. Siempre hubo o habrá un tiempo mejor que éste. Aunque a veces, afortunadamente, la realidad se rasga y uno asiste al espectáculo del mundo que despliega toda su belleza.
Pero ¿y el miedo?
Aquellos terribles temores del pasado, ese mundo lleno de ogros reales o ficticios que llenaban tus días de horror y de fascinación morbosa...
Acostarse y empezar a mirar la puerta del armario como corredor que da directamente a la morada del fantasma. Subir las mantas hasta la barbilla para taparse y morirse de calor porque peor es mirar a la cara a eso que se acerca inexorablemente en la oscuridad.
Cargar a un vecino de cualidades mágicas y malignas: es vampiro, tiene un cuarto oscuro donde puede encerrarte y nadie jamás te encontrará...
Temblar cuando oyes la armónica del afilador de cuchillos porque una vez viste un reflejo insano en sus ojos mientras te decía, aprovechando que tu madre había ido a buscar dinero para pagarle: a las niñas malas yo les corto el cuello con esto...mostrándote el filo del cuchillo que momentos antes lanzaba chispas contra la piedra de amolar.
Todos los temores que camparon a sus anchas en tus días y sobre todo en tus noches, de pronto se quedaron encerrados en el cuarto oscuro del vecino para no salir de nuevo, reemplazados por temores nuevos de segunda categoría (respetables y humanos, no lo niego, pero tan propios del mundo cotidiano y las obligaciones de ser adulto que sólo tienen la carga negativa y no esa poderosa fascinación de la fantasía) ¿Me querrá? ¿Conservaré el trabajo? ¿Llegaré a fin de mes? ¿Curraré toda la vida sin disfrutar de un razonable tiempo libre?
Como éstos cientos de preguntas que comprometen el futuro y el presente, pero sin ahondar en las profundidades de nuestra conciencia, en el desván de los tiempos pasado, presente y futuro como hacíamos entonces.
Si exceptuamos el temor a la muerte que todos, antes o después, hemos de experimentar, ahora sólo atisbamos la entrada oscura en sueños, cuando vamos al cine o leemos un libro...
Por eso me pregunto:cuando me toque traspasar la puerta...¿entraré en el pasillo oscuro y me reencontraré con mis viejos enemigos?¿O se desvanecerán en la nada junto a mi memoria y a todo mi pasado?
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2 comentarios:
Grandes dilemas de la humanidad rememoras, compañera.
Ais! si se pudiese saber.
¿Se perderan esos momentos, como lágrimas en la lluvia? (Recuerdas Blade Runner)
En fin , con lo que sea, nos daremos un aviso el uno al otro. Eh?
Umn beso y feliz resto de finde.
Claro que recuerdo a Roy Batti instantes antes de morir...
Y no, espero que no se borre nada como lágrimas en la lluvia, mas bien que todo se transforme en lluvia de estrellas...Y sí, prometo darte un aviso,aunque haya niebla, navegante Kaloni.Un beso.
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