Perdí mi corazón en el centro de un complejo laberinto y no recuerdo la ruta ni existe un hilo de Ariadna que me guíe. Se comieron las migas los pajaritos y una bruja de dedos largos y huesudos me hunde el índice entre las costillas para ver si estoy a punto y descorazonada irremediablemente. La vieja se ríe quedamente, sabedora de que mi mal no tiene fin, cazadora de imposibles, solitaria y nómada hasta cuando mis huesos sean polvo mezclado con el viento.
14.5.05
Lluvia
De madrugada, llueve sobre el asfalto devolviéndolo al origen, petróleo oscuro, brillante y untuoso.
No he puesto música, canta la lluvia su canción sincopada. Percusión sobre plástico, percusión sobre mármol, timbales en la barandilla del balcón, suaves escobillas sobre las hojas del geranio rosa...
También de madrugada viajo sin trenes por las palabras. Gentes lejanas me cuentan cosas que nos acercan.
Me invitan a una cena con una mesa puesta con esmero, un oscuro mantel de terciopelo, esta noche, dos voces, en los platos estrellas que asoman cuando el viento rompe las nubes.
El vino oscuro y denso que destila la luna servido en altas copas...
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