Perdí mi corazón en el centro de un complejo laberinto y no recuerdo la ruta ni existe un hilo de Ariadna que me guíe. Se comieron las migas los pajaritos y una bruja de dedos largos y huesudos me hunde el índice entre las costillas para ver si estoy a punto y descorazonada irremediablemente. La vieja se ríe quedamente, sabedora de que mi mal no tiene fin, cazadora de imposibles, solitaria y nómada hasta cuando mis huesos sean polvo mezclado con el viento.
30.5.05
Nada es tan dulce...
...como el reencuentro con alguien que pensabas no volver a ver nunca.
Tanto en estos mundos virtuales como en casa, el curro o la calle, uno se ve sometido a ausencias que duelen mucho.
Si compartes minutos, horas de charlas, risas,juegos y poesía con alguien y un día, de golpe ese alguien se va y no sabes porqué, terminas pensando que eso es algo irreversible y que no la verás nunca más.
Te haces a la idea, pero algo en ti, en un rinconcito de tu alma, atisba silencioso lo que te rodea para ver si esa cara, esa letra, ese vago perfume peculiar e irrepetible te anuncia que la ausencia ha terminado.Y no pasa nada, y la melancolía te atenaza la garganta, un día y otro día, y sigues porque sabes que no puedes quedarte preso en ese contradictorio sentimiento, como una cuerda tensa entre la esperanza y la desolación.Las cuerdas terminan rompiéndose si ese tironeo se estira y se estira...
Así que agachas la cabeza y embistes el futuro como si fuera un muro que hay que romper para hallar el camino.Por cojones.
Cuando ya tienes cogida la rutina y puedes vivir sin sentir el espoleo de tu corazón al transitar por lugares cargados de momentos compartidos, pero sabiendo que en el fondo nunca olvidarás porque hay un hueco oscuro...un día, se produce el milagro del reencuentro.
Entonces, descubres que estás agradecido, al destino, a los dioses, al que volvió, a lo que sea, pero estás agradecido.
Luego abres los brazos y dejas que la emoción circule, cálida, y das la bienvenida, al amigo, al amor, al que se fué para no volver en apariencia.Y el torrente luminoso del pasado irrumpe desde la memoria y llena ese hueco oscuro de un solo golpe y sin esfuerzo.
Y te sientes como cuando eras niño y venía alguien en tren o en barco e ibas a buscarle, bajaba rodeado de maletas y te llenaba de besos y regalos, y el mundo para tu corazón era simplemente perfecto.Saber que el otro (que se había ido dejándote resaca, restos de naufragios, botellas sin mensajes de aliento)ha regresado, hace que la magia, como un árbol aparentemente seco y sin vida, brote nuevamente delante de tus ojos, toda, completa, enterita...para tí.
Descubres en ese instante la dulce esencia del paraíso: un eterno tiempo sin pérdidas.
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3 comentarios:
Y como decía Rosendo: No hay tiempo que se deba perder justificando un retraso.
Un beso enorme, y enhorabuena por lo recuperado, de verdad, así recuperamos todos, un poco más de aquello que se fue.
Otro beso.
Esto es precioso, Dalia, un beso.
Besos pa tós ;)
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