Perdí mi corazón en el centro de un complejo laberinto y no recuerdo la ruta ni existe un hilo de Ariadna que me guíe. Se comieron las migas los pajaritos y una bruja de dedos largos y huesudos me hunde el índice entre las costillas para ver si estoy a punto y descorazonada irremediablemente. La vieja se ríe quedamente, sabedora de que mi mal no tiene fin, cazadora de imposibles, solitaria y nómada hasta cuando mis huesos sean polvo mezclado con el viento.
20.7.05
Una buena, una mala
18 Y 19 de julio.
Vivo días extraños...
Pasan cosas muy buenas, regalos inesperados del destino, pequeños goces que agradezco muchísimo. Aunque siempre es una de cal y una de arena.
Por ej, una buena(¿cal o arena?):
Este mundo está lleno de puertas invisibles.
Algunas dan directo al corazón de la gente, otras se abren de súbito sumergiéndote en el mar de la memoria, a veces embravecido, otras calmo y acogedor como el hogar perdido.
En ocasiones lo que las dibuja en el aire es la música. Un hilo de notas se enrosca alrededor del oído, se hace flecha e impacta en la diana de la emoción más profunda.
Y se despliega ante ti un paisaje entrañable donde no existe dolor y nada malo puede ocurrirte, porque el sonido como magia buena te protege en el círculo de su hechizo.
Así empezó el día 18 :con bandas de Catania y Sicilia tocando marchas fúnebres que suenan sobre todo en la Semana Santa. Con ese son que de fúnebre no tiene nada y que se parece muchísimo a algunas marchas valencianas, volví a ver al zapatero de mi barrio tocando su trompeta en medio de zapatos destripados, frascos con serpientes en formol y relucientes instrumentos de viento. Lo que sonaba era Matri Mía, un disco genial de Fabio Barovero, entre otros. Dios, que música preciosa...
Volví a ser en un instante una niña deslumbrada con la música del mediterráneo.
Una mala: entro en los foros y veo que alguien se despide para siempre. Es una mujer a la que no siempre comprendo, pero a la que tengo cariño pese a lejanos desencuentros. Una brillante cabeza y un poderoso corazón siempre en búsqueda. La echaré de menos.
Una buena: como una cadena de eslabones mágicos, esa despedida desató reacciones. Entre ellas una largamente esperada. El pistolero volvió a escribir un post después de un largo invierno. La vida es realmente algo misterioso y fascinante.
Una mala: arde Guadalajara y la imprudencia causa muertes, la de gente que intentaba apagar el incendio. Hoy, viendo cómo los coches se saltan las mas elementales normas de circulación pensé que mucha gente cree que es invulnerable, inmortal, perfecta. Que sus acciones no tienen efecto negativo alguno en lo que les rodea. Que equivocados están...
Una buena: en la madrugada del 20 de julio, la música de Siracusa vuelve a envolverme, y mi alma la sigue como los vecinos de los pequeños pueblos del mediterráneo, despidiendo a sus muertos siempre por las mismas calles, a pie y tras el rastro de viejas lágrimas . Y al abrirse la puerta de la memoria, recuerdo antiguas preguntas.
Tal vez mi fijación por la muerte tiene que ver con que nací en uno de estos senderos de lágrimas. Por mi calle pasaban los entierros, ya no a pie, sino en relucientes coches negros. Yo miraba a los conductores: siempre los mismos que iban al lugar de los muertos... pero regresaban, como Caronte.
Un día le pregunté a mi padre si eran inmortales...
Y para descompensar este recuento hacia el lado positivo, otra buena: la luna está en cuarto creciente y a ratos la cubren las nubes.
Pero cuando aparece, solitaria y blanca, no me canso de mirar tanta belleza...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Y otra buena, la mejor. Que escribes o describes lo que ves,para nosotros, con maestría.
Un beso formidable, mediterráneo.
gracias, navegante, un beso sonoro como toda una marcha para tí ;)
Publicar un comentario