18.7.05

Noche de verano

La noche sabe a helado de chocolate y yoghurt, y a neblina salobre que sube del mar. Seguramente, como ayer, la bruma rojiza habrá invadido la montaña borrando sus límites. De ese modo, montaña y cielo serán un fondo único en el que brillen, suspendidas como joyas, las luces de las casas. El hombre y la naturaleza, entonces, habrán creado nuevas constelaciones efímeras, adornos insensatos en el cuello de una giganta cósmica.

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